sábado, 18 de abril de 2009

Tensión superficial

La crisis multiplica la tensión social.
Las emociones son líquido inflamable, mientras el paro aumenta mes a mes, y el gobierno manifiesta falta de capacidades para afrontar la situación.

Perdida de confianza en las instituciones. Mayor tensión grupal.

Las energías se concentran. La mirada acude al plano material, y se encuentra con docenas de comentaristas, muy profesionales, que repasan la situación con un rictus de preocupación en la cara. (Sin rictus de preocupación, las situaciones de crisis, ni son situaciones, ni son nada...)

El pueblo se mueve, incomodo. el gran conquistador, el dictador de la fuerza ciega.

Asesinan a una niña en Sevilla. La gente sale a la calle, pidiendo el endurecimiento de las penas. Hay quien habla de la pena de muerte.

Algunos fatalistas piensan que podría haber estallidos como los de Grecia. Hipótesis sin base alguna. Pero más vale hablar, y hacer aspavientos con la mano, como los demás, que parecer tonto y despreocupado.
- Que no te enteras, joder, Que no te enteras.

Hay que preocuparse, si señor. Criticar a los banqueros, a los empresarios, a los inmigrantes... ¡Y reclamar la tercera república!
Los sueños imposibles se venden mejor esta primavera.

La confusión es un paso inevitable. Cambiadas las condiciones del sistema, el organismo plural necesita tiempo para reestructurarse. Nuevo medio, nuevo orden.

Con suerte, superados los temores, el nuevo espíritu renovador surgirá entre la masa informe. Evolución social a golpe de machete. El esperpeto gana altura, sudor y lagrimas en la corte del rey Juan Carlos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El machete es una herramienta del pasado. La herramienta del presente que la sustituye es la television. ¿Es eso para todo el mundo? ¡no!. Aún queda un poblado de valientes que resiste la tendencia social de la apatía. Se trata de los valientes espartanos miembros del grupo de los 300 valientes que se enfrentaron a la policía a golpe de mastil de bandera y pancarta en Barcelona en las últimas manifestaciones contra la nueva ley de universidades.
Todos ellos se fueron de allí con una anécdota con la que asegurarse algún que otro coño vespertino. Orgullosos de haberle dado un palo a un policía. Feliz de haber tenido esa experiencia vital. ¡Los de mayo del 68 no sois los únicos que vivisteis, padre!.
La pregunta es: ¿resultados de esa violencia gratuita?