martes, 12 de mayo de 2009

Una visita de cortesía

El hombre de las 09:20 miró a su alrededor aturdido, al entrar en la gran sala erizada de equipos. La torre sur había cambiado desde la última vez.

Crucé el espacio hacia la mesa de Ana, valorando con mirada crítica los nuevos rostros depositados en la arena por el viento. Equipos enteros habían migrado desde la visita de hace un mes.
Docenas de inquilinos desubicados, todos juntos, esperando hacer bien su trabajo.

Ana no estaba.
En compensación, Fernando alzó la mirada. -¡Heeey, tío!
-Que pasa, Fer. veo mucho movimiento.
-Si. Es el remplazo. -¿Remplazo? ¿Remplazo de qué?
-Los vivos. la diferencia entre estar quemado o producir.

Asentí con la cabeza, tratando de comprender. La mayoría de las veces, con eso basta...

Echando un vistazo, Logré reconocer a un par de tipos. Técnicos, Framework en tiempo real y todo eso.

Al fondo, la puerta de la sala de reuniones se abrió.

Ángel salió sonriendo, comentando algo con uno de los gerentes.
Comité de operaciones, demasiadas cabezas pensando al mismo tiempo, si quieres mi opinión.

-Que tal, David.- saludó.
-Un poco saturado. ¿Bajamos a tomar un café?

El bar de la calle era un espacio rutinario, fuente de seguridad y chismorreos.
En la oficina corrían un par de leyendas sobre el posible origen de la cicatriz en el cuello de la chica morena de tetas pequeñas, recluida para siempre detrás de la barra.

-¿Como van las ventas, genio?- planteé a mi amigo, una vez pedidos los desayunos.

Y me lo contó. Y entre confesión y confesión hablamos de perder el norte y gestionar el área de incertidumbre en la nueva era.

Ambos estuvimos de acuerdo: nos adentrábamos en terreno de nadie, y muchas de nuestras ideas dejaban de tener relevancia en el nuevo entorno.
Con todo, un nuevo mercado, maduro y nacido en la era de la tecnología de consumo, permitía la expansión de las nuevas tecnologías en el área pública: turismo, educación, etc.

-Es una puta carrera de coyotes y correcaminos.- bromeó.-Los clientes cambian y nosotros cambiamos tras ellos.

-Ya sabes lo que dicen.- proseguí el hilo.-Respeta al cliente, adora a tu Dios.

-¿Que hay en el fondo?- murmuraba, removiendo la cucharilla en una taza ya vacía.- La innovación, el nuevo modelo de venta...

-Imágenes huecas. Y laberintos sin salida.- Sentencié. Hoy me encontraba poético.

Sé adonde quería llegar. El miedo al vacío: No saber si todos los atajos y caminos creados conducirían a alguna parte. Dudar si más allá de la terminología y las estructuras mentales, nada de eso nos conduciría más cerca de Dios.

Personalmente había abandonado la búsqueda. Si la totalidad quería decirme algo, más le valía llamar educadamente a la puerta...

Girado hacia la entrada, observé el sol a través del cristal, capullo bienintencionado, iluminando de manera desinteresada la zona industrial, de dudosa belleza, en la que nos encontrábamos.

Hoy iba a ser un gran día. Joder, seguro que si.

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