sábado, 11 de julio de 2009

Los pecados del padre

Por mi mente vagan fantasmas catódicos, imágenes de otros días. Escenas de películas sobre la pasión y muerte de Jesucristo, mezcladas en mi inconsciente con las charlas que nos daban en la parroquia los domingos por la tarde.

¿Has oído esta historia? Un amigo de un amigo me contó de cierto tipo, de firme educación católica.
A Ernesto (llamémosle Ernesto. Ernesto es un nombre mal aprovechado...) le dolían de vez en cuando las muñecas. Una molestia irritante, que solía venir después de una noche de borrachera, una dura discursión o una jornada de trabajo especialmente estresante.

Finalmente, y ya que los médicos no lograban darle solución alguna, terminó acudiendo a un curandero africano.

El chamán le preguntó sobre su infancia. Sobre sus padres y sus abuelos. Tras ello le hizo sentarse con las manos sobre las rodillas, le hizo fumar tabaco de algún tipo y, ayudado por una música relajante con notas tribales, le hizo entrar en trance.

Durante unos 10 minutos se dedicó a peinar su aura con las manos. Por último, con cuidado y firmeza, le cogió una de las muñecas y le sacó "algo". Después hizo lo mismo con la otra muñeca. Ernesto no sabía qué había hecho, pero se doblo de dolor y vomitó en el suelo.

El curandero le explicó que sus padres y profesores, con toda su superchería le habían hecho identificarse con el martirio de su "salvador", y que tras tantos años aún llevaba la huella energética de los clavos de cristo en su propia anatomía.
Así, cada vez que pecaba, su sentido de culpa le atormentaba, y se manifestaba de manera física, con dolor y sufrimiento.

Ernesto lloró durante más de 20 minutos, encogido en el suelo, a centímetros de su propio vomito. Una vez recuperado, le dio las gracias al chamán, le pagó y se fue.
Nunca más volvió a tener dolores...

Somos esclavos de nuestra cultura. Herederos de los pecados de nuestros padres.

¿Que ocurrirá cuando la avalancha nos alcance? Cuando todos los dioses y profetas de nuestros padres desaparezcan, como las huellas en la arena.

Quizás lloremos durante meses, años, y finalmente nos alcemos, más brillantes que nunca, y sigamos avanzando.
Quizás seamos tan cobardes que creemos nuestros propios mitos, nuestras propias supercherías a las que encadenarnos, y a las que clavarnos.

Yo hago la pregunta.
Que cada cual busque sus propias respuestas.

11 comentarios:

miguel ángel salinas gilabert dijo...

Domingo por la tarde. Prefiero pasarme por tu blog que hacer la declaración trimestral de autónomos. Fui católico; ahora soy agnóstico o algo así, pero me identifico con gran parte del mensaje cristiano. La esencia del cristianianismo es el sacrificio en pro del amor a los demás. Otra cosa es de lo que lo hayan disfrazado (sacrificio sin rumbo). Desgraciadamente, creo que el hombre es un ser que siempre busca lo trascendente, lo mágico, lo irreal. La esencia del la Nueva Era es la autosatisfacción, el bienestar personal. Los nuevaerenses son básicamente edonistas, burgueses. Puestos a elegir, prefiero la esencia cristiana. Amén...

Tenshi Ibarrx dijo...

Seguramente buscaremos nuestra propia porquería para condicionar nuestros actos, mejor el sufrimiento que la nada, eh? Como decía ese cuento de Poe, el hombre estaba en un paisaje sombrío y miraba una piedra que decía "desolación" y al hombre no se le movía un pelo pero cuando en vez de "desolación", la roca dijo "silencio", el hombre salió corriendo cagado patas abajo. Bueno, Poe lo dijo a su manera: Poeticamente.
Un saludazo, gracias por pasar por mi blog, me gustó mucho el tuyo y desde ya te sigo.

David dijo...

Gracias a ambos.

Personalmente, siempre preferiré el placer al dolor. Llamadme hedonista o vendido... ;)

Barbie, me encanta eso que narras de Poe.
He leido algo del autor, pero es evidente que me quedan muchas maravillas por descubrir...

Un saludo.

miguel ángel salinas gilabert dijo...

Al menos aprendí que "hedonista" se escribe con h. Ay, tanto aún por aprender... :o)

Anónimo dijo...

El ganar conocimientos nos da confianza en nosotros mismos. La confianza nos da la arrogancia de determinar que seres superiores existen y cuales no. El agnosticismo de los llamados a sí mismos académicos crea un modelo de comportamiento, y por tanto de creencia. Sin embargo esa falta de creencia en lo sobrenatural nos hace caer en un vacío que llenamos de sexo.
El perfil de hombre modelo está a disposición de todo aquel que quiera acceder a serlo. ¿Estas orgulloso de haberte convertido en alguien así?. Sin duda formas parte de la élite. Felicidades.

Szibila dijo...

Como atea convencida desde que tengo uso de razón, y procedente de familia católica, personalmente no creo que el hecho de creer que no hay ningún dios allí arriba te haga llevar una vida más superficial que la de un creyente. La búsqueda del placer y la felicidad no tiene nada de malo, siempre que no se pase por encima de los demás para conseguirlo. De hecho, si Dios exisitiera te diría " adelante, hijo, sé feliz". El ateismo no es sinónimo de maldad y, desde luego, el ateo no llena el vacío que deja la falta de creencia con sexo. Se puede tener fe en muchas cosas que nada tienen que ver con lo sobrenatural: la justicia, la verdad, la bondad, la libertad, la igualdad, el amor, tantas y tantas cosas con las que llenar ese vacío que no entrarían en un libro...
Como último me gustaría puntualizar que el pensamiento científico es, a la vez, el más religioso, pues ¿no es necesario un acto infinito de fe trabajar incansable hacia la búsqueda de nuevas tecnologías, medicinas, energias, recursos... inexistentes hasta el momento de su descubrimiento, que nos hagan la vida más bella?

Gracias, joven consultor, por este post. Me ha encantado.

Cuidate

Anónimo dijo...

Si no hay un código ético establecido, ¿Quién determina lo que está bien y lo que está mal?. ¿Cada uno?. Yo conozco a varios que consideran que no hay nada malo en "pasar por encima" de la gente en su búsqueda del placer y la felicidad. Justicia, la verdad, la bondad, la libertad, la igualdad, el amor son sólo palabras que no significan nada para esa gente.
Vivimos una época de alienación y vacío existencial. Creo que eso es un hecho. Está visto que la bondad y la libertad no les han llenado.

Szibila dijo...

Querido anónimo, cuánto me asusta pensar que tanta gente necesite un código establecido para distinguir el bien del mal, aunque, lamentablemente, tal vez tengas razón. No obstante, códigos éticos tenemos a miles y sólo unos pocos tienen que ver con la religión. De hecho, en el colegio, los que no estudiábamos religión estudiábamos ética ¿recuerdas? Luego ética pasó a ser asignatura obligatoria y como sustituto de religión católica, implantaron la cultura religiosa, admitiendo que, creyentes o no, la religión forma parte de nuestra historia (y no me refiero sólo a la católica). Dar por hecho que todos los creyentes son buenas personas porque tienen un código religioso que oriente sus acciones es un gravísimo error, pues todos conocemos historias de personas "ejemplares", de esos que van a misa de 8 todas las tardes, e incluso de sacerdotes, que han cometido delitos terribles... Y negarse a admitir que, tanto creyentes como ateos, todos tenemos un Pepito Grillo y que la naturaleza de nuestros actos sólo depende de nuestra conciencia y no de nuestra religión, es un tanto pueril. Y si pensabas contestarme que lo que determina nuestra conciencia y nuestro concepto del bien y el mal es la religión, te diré que hay una norma de conducta básica que absolutamente todo el mundo conoce: "no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a tí".
Anímete un poco, anónimo, y trata de recuperar la fe en la naturaleza humana.

Cuídate.

Anónimo dijo...

Saludos Szibila. Mi nombre es Antonio, puesto que me da la impresión de que resulta importante. Soy amigo de David.
En ningún momento he creído que los creyentes sean todos buenos y que los ateos sean todos malos. Todos conocemos ejemplos de atrocidades que se han cometido en nombre de Dios y la religión.
El qué determina el que una persona sea buena o no es un tema filosófico que podría hacernos colapsar el blog de David. Pero supongo que tiene que ver con la socialización que recibe el niño. Como tú misma dices, códigos éticos hay miles, y no todos pueden ser medianamente acertados. Donde discrepamos tú y yo es en esa conciencia que tú crees que tiene todo el mundo, sean creyentes o no. Y no estoy haciendo distinción entre unos y otros. Ambos "bandos" pueden tener "fichajes" con una gran carencia de conciencia, o de ese principio que nombras acerca de hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a tí.
Quizá sea la diferencia entre una persona pesimista y otra optimista lo que distancia nuestros puntos de vista, más que de creencias religiosas. Como tú apuntas al mencionar mi fé en la naturaleza humana, quizá a mi me toque el rol pesimista y a tí el contrario.
No soy de los que se enorgullecen de ver el vaso medio vacío, pero sinceramente creo que el mundo se rige más por el principio de "lo que colonices al resto significará más patrimonio para tí" más que otra cosa.
Besos.

David dijo...

Mirales como se divierte, ellos solos... ;))

En realidad vuestra animada disputa me hace pensar en mi antiguo proposito de hacer un blog a varias manos.
La variedad es la riqueza de este mundo, my friends!!

Creo que sería justo dejar este "duelo" en tablas.
Los 2 habeis argumentado muy bien vuestras posiciones, e incluso el estilo del lenguaje acompaña a la pasión, y deja buen sabor de boca.

En serio, y a ambos: Muchas gracias por enriquecer el blog con vuestras aportaciones.

PD: ¿Para cuando tu propio blog, Antonio? Ambos sabemos que tienes pasión y pensamientos para llenarlo de manera periodica...

Un saludo.

Anónimo dijo...

Saludos David. Un placer enrriquecer tu blog.
Lo de mi blog quizá sea algo que lleve postergando demasiado. Pero ya me conoces. Se acabaría convirtiendo en un rincón lleno de sombras, y demasiado intimista como para dejarlo en un medio como este.
A ver si vamos a ver una peli un día de estos.
Hoy es mi cumpleaños.
Un saludo colega.