viernes, 25 de septiembre de 2009

Despertando

Nada importa, a la luz del amanecer.

Nuestras ansias se desvelan como tontas ambiciones sin horizonte final, y gusano, tierra y silencio pasan a ser nuestros familiares.

Las mentiras y los cuentos llenan de significado nuestras vidas infantiles. De pequeño veía ballenas en el trayecto hacia Avila. ¿Debería perseguir ballenas el resto de mi vida?

Los cuentos y la mente nos engañan, y nos dan un mundo de sueños donde habitar.

Y si pudieras salir de ese mundo de castillos y hadas... ¿Verdaderamente lo harías?
No hay cosas mucho mejores allí fuera. Solo la realidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Realidad o utopía? ¿El mundo es de los soñadores o de los realistas?. Muchos de los primeros se estrellaron, pero muy pocos de los segundos. Sin embargo aquellos soñadores que sobrevivieron consiguieron ese fantástico tesoro al que aspiramos todos y muy pocos consiguen: la felicidad.

David dijo...

Chapeu, Mr Anónimo.

Un saludo

miguel ángel salinas gilabert dijo...

Pero tu relato sonaba más a un no querer saber la realidad que a reinventarla. Para mí, la eterna cuestión entre felicidad y sabiduría. Me considero soñador, utópico, pero ya puestos, elijo ser sabio antes que feliz. Supongo que porque mi propia "sabiduría" me dice que el que elige la felicidad a toda cosa termina estrellado e infeliz.

Cuando el calor aprieta y la realidad está hecha de espejismos ya sabes: vete por la sombra...